lunes, 6 de diciembre de 2010

Esta historia empieza aquí. Hablar de ella, en tercera persona, siempre me pareció la manera más razonable de hablar sobre mí: nunca llegué a conocerme tanto.
 Por eso hoy os cuento su historia, la historia de la chica que dejó su diario al descubierto, y ahora lo leo para vosotros.
Ella se levanta, como cada día, sólo con una esperanza: verle. Sólo una esperanza, una ilusión, ella se muere por sus ojos, por su voz, por su cuerpo, por su pelo, e incluso por su actitud. Sí, incluso por su actitud. 
A ella le gusta contarle sus problemas, sus antiguos amores y desamores, pero sobre todo le gusta hablar sobre uno en especial, y cada vez que le habla sobre éste, él se enfada. Probablemente dudo que se enfade por celos...¿pero qué otro motivo?
Él estudiaba lengua y matemáticas, y ella estudiaba la felicidad práctica y teóricamente.
 Era increíble, incluso todas sus diferencias congeniaban perfectamente. Este diario no tiene un fin en la última página, y tampoco pone un "continuará", y ya sé por qué es, ya que esta es la historia que cuenta mi vida, y la de ella. La historia de la chica que creía que volaba cuando agitaba los brazos, la chica que sonreía por obligación y la castigaban si no lo hacía, la chica que creció de repente un día y se sintió más mayor que nadie, la chica que se enamoró de la vida después de mucho tiempo. Esta historia nunca acaba, porque ella lo amaba. Lo necesitaba siempre a su lado. Se da cuenta de que es su primer amor... y los primeros amores, nunca se olvidan.



1 comentario:

  1. Oih tiaaaaa que bonito D:
    Da pena y alegridación a la vez! nose algo raro!
    Blah!(L)

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